Nos equivocamos de cabo a rabo. Esto así no funciona.
Recuerdo cuando en mi época de estudiante de bachillerato tocaba lidiar en la asignatura de filosofía con los silogismos: “si esto es así” y “esto también es así”, “aquello ha de ser necesariamente así”.
Por ejemplo:
Premisa 1: Si me duermo ahora no podré ir luego al cine
Premisa 2: Si no voy al cine me voy a aburrir por la tarde.
Conclusión: Si me duermo ahora me voy a aburrir luego por la tarde
Igual el desastre en el que andamos metidos y las recetas que se están tratando de aplicar no sirven y podemos razonarlo a partir de la metáfora del silogismo.
Premisa 1:
La salida de la crisis pasa necesariamente por tener un país con unas empresas competitivas. Esta competitividad descansa sobre una mayor productividad de nuestras organizaciones y sobre un nuevo foco de actividad alejado del ladrillo y de alto valor añadido a través de la innovación. Todo el mundo de acuerdo. ¿Verdad? Nos lo hemos dicho por activa y por pasiva. Por arriba y por abajo. Los de derechas y los de izquierdas. Los empresarios y los trabajadores.
Una vuelta de tuerca: para innovar y producir hace falta salir de la zona de confort y arriesgar algo en los planteamientos, en las formas de hacer, en el modo en el que abordamos los problemas. Hacer lo que siempre hemos hecho, de la misma forma, sin variar nada nos suele hundir y otras organizaciones se vuelven más competitivas que nosotros. También verdad ¿no creen? A poco que revisemos algo de literatura al respecto nos daremos cuenta de ello.
Muy bien, por acuerdo inter-jueces: premisa 1 verdadera.
Premisa 2:
Con miedo no hay innovación y no hay productividad. El tiro con arco es un deporte que requiere de una enorme precisión. Está demostrado que cuando un atleta de tiro con arco, en lugar de centrarse en “su rutina de acción” se centra en imaginar las consecuencias que tendrá para su carrera el no dar en el blanco, tiene mayor probabilidad de errar el tiro. ¿Les suena? El miedo nos hace necesariamente conservadores. El miedo, en muchas ocasiones, saca lo peor de nosotros mismos. A mí me pasa, cuando tomo una decisión con miedo normalmente me equivoco. El que no tenga algo de miedo que tire la primera piedra. Es verdad que el miedo tiene también su valor de adaptación. Pero ahora no se trata de adaptarse, se trata de salir del laberinto.
Lo terrible de la situación es que las políticas de gestión laboral que se están imponiendo desde hace más tiempo que el razonable llevan aparejadas un aumento del miedo de las personas. La gente va a trabajar con miedo: ya sea un operario, un directivo o un técnico único en su especialidad. Las políticas que estamos teniendo nos están convirtiendo en una sociedad miedosa. ¡Qué horror!
Creo que en esto, por muy doloroso que sea, también estaremos de acuerdo.
Conclusión: (por favor léase alto y claro): con esta política del miedo no seremos más competitivos.
Además,
La productividad la generan las personas. La innovación también. El que se queda sin trabajo es una persona. El que consume es una persona, el que da un crédito es una persona.
Basta de análisis económicos: lo que nos hace falta es entender que las sociedades y las organizaciones las forman las personas. A poca teoría psicológica que aplicáramos más nos luciría el pelo.
PD: puede ser un buen momento para releer NoMiedo de Pilar Jericó.
Pero esto para otro post.